Luna Nueva + Eclipse Solar en Revati: 8 de abril 2024

Arte: https://tashimannox.com/

Dicen que los finales son precursores de principios, que en la muerte se encuentra la semilla del renacimiento.

Está el efecto contenido en la causa como explican las filosofías Samkhya y Yoga? O no, como dice el Vaisheshika?

La mente (manas) se entretiene intentando analizar y comprender la extensión universal de la existencia, pero la mente está contenida en el espacio-tiempo, y en su limitación no puede visualizar ni comprender la inmensidad del vacío, tumba y útero de la vida. El vacío está a su vez lleno de potencial creativo, pero nuestra mente “pequeña” no puede analizarlo con la lógica y el silogismo (aunque algunas escuelas lo intentarán como el Nyaya).

Al final, sólo podemos hacer una cosa, y es entrar de lleno a vislumbrar la cueva del corazón a través del discernimiento (con buddhi) que no es el corazón físico, sino ese lugar liminal que es no-tiempo, que es Gran Vacío (Maha Shunya). Kālī.

Y de esto nos habla la luna nueva y eclipse solar en Revati nakshatra, en la constelación (literalmente en las estrellas en el cielo observable) de Piscis. (No, no es en Aries. No, la astrología occidental tropical no usa las estrellas observables y se ha quedado varada en el tiempo, separada de la realidad que podemos percibir con un telescopio, o con una app).

Revati nakshatra es el último nakshatra (aunque, puede ser algo lo último o lo primero si en la ciclicidad no hay tal distinción? Algo que ponderar…). Más bien diría que Revati nakshatra es ese punto en el cielo, esas estrellas que nos recuerdan justamente que el alpha y el omega se abrazan en una danza eterna.

Pushan, la deidad que rige esta constelación, es un psicopompo, un guía, que lleva a los viajeros a su destino, que ayuda al marinero a cruzar el océano hacia buen puerto, que ilumina el camino de las almas tras la muerte a cruzar a su renacimiento.

Esta luna marca el comienzo del año Védico. Y a la vez, Rahu, la cabeza del dragón insaciable, nos recuerda que nuestro “ego” (ahamkara o aquello que hace que nos identifiquemos con algo) tiene la manía de confundir lo perecedero con lo eterno. Buscando saciar su sed por el deseo material confundiendo esa sensación de bienestar efímero con la felicidad infinita que entrega el saber que todo, absolutamente todo, lo que existe en el mundo dual acaba. Muere. Vuelve al vacío para convertirse de nuevo en simplemente posibilidad.

Si te sientes confundida y perdida, recuerda, los símbolos y los mitos, las historias que contamos, pueden servir de hilo conductor para encontrar el camino de vuelta al corazón. A esa tumba-útero. Tejiendo el significado que vayas percibiendo. Como Ariadne guiando a Teseo fuera del laberinto con su hilo rojo tras enfrentarse al Minotauro.

Todos tenemos la capacidad de tejer nuestro camino, y a veces, gracias a nuestra integridad y a la gracia del momento adecuado, ese camino se alinea con las estrellas. Y ese camino se convierte en el camino del deseo divino, de esa iccha Shakti que se crea y recrea en la materialidad como recuerdo de que en cada mota de polvo existe la magia de la eternidad.

Y como por arte de magia, pero en realidad por geometría cósmica y sagrada, mañana comienza Chaitra Navaratri. Las 9 noches de Durgā. Ella nos ayudará a traspasar el umbral del espacio liminal. Nos ayuda a morir conscientemente hasta que sea el momento preciso de sumergirnos hasta el fondo del océano, y volver a la superficie a tomar nuestra primera respiración, renaciendo. Percibiendo más profundamente la sacralidad de estar aquí. Y a la vez, de siempre estar conectados al más allá, al más arriba, al más abajo, y sobre todo, conectados a la esencia de la ciclicidad vital del vacío convertido en cotidianeidad.

Feliz final, feliz comienzo, y si no es feliz, al menos, que sea significativo.

Gracias por leerme. Jai jai Mā!


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