Luna Nueva en Escorpio 18/11/2017

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Constelaciones de Escorpio y Libra por Gerard Mercator

¿Quién eres?

¿Qué es lo que de verdad deseas?

¿Qué temes en realidad?

No tenemos por qué saber estas respuestas de manera lógica, o saberlas aún. No tenemos por qué tener un plan trazado, ni necesidad de un plan. Esta Luna Nueva en el signo de Escorpio nos ayuda a tener el suficiente valor para enfrentar estas preguntas, y muchas otras que llevamos tiempo escondiendo bajo capas de responsabilidad, obligaciones, hábitos o simplemente miedos.

Las energías de esta lunación nos facilitan el contacto con el lado más misterioso y oculto de nuestro ser. Aquellas voces que hemos ido relegando a un segundo plano de nuestra existencia, pensando que no nos servían para nuestro crecimiento personal. Alomejor eran un estorbo, porque rompían con los estados de conformidad de nuestras vidas. Nuestra intuición nos decía que significaban algo, pero nuestra mente lógica nos decía que debían callar de momento para avanzar en una sociedad donde la valía del ser estaba medida por otros parámetros. Parámetros lógicos, estrictos, cuantificables, calculables… números sobre pantallas.

Pero no quisimos que esos sentimientos e intuiciones nos dejaran del todo, así que simplemente las escondimos. Las dejamos cubiertas, madurando a su propio ritmo, esperando un momento mejor para observarlos.

Y ese momento es ahora.

La Luna Nueva en Escorpio, como todas las lunas nuevas, es un momento perfecto para plantar nuevas semillas. Al ser Escorpio el signo del misterio, de las sombras, de la sensualidad, de la intimidad, de la muerte y el renacimiento, nos ayuda a llevar luz de nuevo a esas partes de nosotros mismos que están deseando ser observadas, analizadas, o simplemente ser reconocidas. Es un buen momento para sentarnos con nosotros mismos y hacernos todas las preguntas que queramos, e intentar ser sinceros con nuestras respuestas. Donde nos bloqueemos, será el lugar donde tengamos que trabajar. Nos dará la pista de aquello que de verdad nos llama, lo que necesita de nuestra atención.

A veces para renacer y vivir plenamente hay que morir. Y me refiero a que ciertas partes de nosotros deben dejar espacio para que el crecimiento sea posible. Esto nos crea mucha ansiedad, porque es más cómodo saber, que no saber. El poder vivir en un estado de vulnerabilidad completa, abiertos a la opción del dolor y el sufrimiento como maestros, es una lección que se tardan vidas enteras en aprender. Pero podemos empezar por aquí, donde estemos, en este momento, simplemente observando qué sentimos cuando nos hacemos las grandes preguntas: ¿Cuál es mi propósito? ¿Qué quiero? ¿Quién soy? ¿Qué anhelo realmente?

Esta luna nos trae el fuego de la claridad, quemando aquello que debe de ser eliminado, y encendiendo la chispa de aquello que nos apasiona realmente. Deseos y sueños que creíamos olvidados volverán a aparecer en nuestros pensamientos, aparecerán como señales en nuestro día a día. ¿Qué es lo que de verdad te impide probar a hacer aquello que anhela tu ser? ¿Qué debes dejar marchar? ¿Una relación, un trabajo, un hábito, una creencia, un patrón de conducta?

No digo que debamos ponernos manos a la obra aún, e ir a por todas. El momento no es el propicio para actuar aún, sino que es adecuado y perfecto para la introspección. Mercurio, el planeta de la comunicación, el Mensajero de los Dioses, se encuentra ya en la sombra, preparándose para su retrogradación el 2 de Diciembre, el último Mercurio retrógrado del año. El momento sí es propicio para ir hacia adentro, hacia el centro de nuestro ser, donde no existen capas ni máscaras. Nosotros frente a nosotros mismos. Miramos a los ojos a todo aquello que sentimos y pensamos, las excusas que nos ponemos, los problemas que nos creamos. Observamos cómo aquello que intentamos esconder nunca se fue. No hay lugar para que se vaya. La única manera de lidiar con lo oculto es enfrentándolo. Haciendo consciente lo inconsciente, como diría Jung. Un viaje muy interesante hacia el centro de nuestra propia psique.

Todo aquello que tratamos de esconder acaba volviendo de una manera u otra, sea emocional o físicamente. Al ser Escorpio un signo de agua, esto nos ayuda a que las emociones y los sentimientos fluyan y salgan. Puede que creamos que llorar y sentir dolor es “malo”, pero en realidad el poder sentir algo tan profundo nos recuerda que estamos vivos, y que la vida es una sucesión de experiencias y momentos que sirven para hacernos evolucionar y crecer. El Amor es el motor que lo mueve todo. Si amamos lo que hacemos la creatividad fluye. Pero el dolor, la frustración, también pueden ser la chispa perfecta que haga arder el fuego del deseo. ¿Deseo por qué? ¿Qué nos apasiona? Todo en esta vida puede ser un guía si sabemos percibir la realidad desde nuestro centro. Todo pueden ser señales que apunten hacia el camino que intuitivamente estamos trazando.

Será una luna intensa y poderosa. Puede que sintamos todo demasiado, que estemos sensibles, que nos enfademos o entremos en estados de melancolía y tristeza profundos. No intentes evitar estos sentimientos sólo porque quieras aparentar ser fuerte. Los verdaderos guerreros del alma son aquellos que abrazan la vulnerabilidad sabiendo que todo son ciclos, y que de todo se aprende. Si tienes que llorar, llora. Si tienes que gritar y bailar, hazlo. Siempre con respeto hacia los demás, pero primero, respeto hacia ti mismo.

A Escorpio se le asocia también con la sensualidad y con la sexualidad. Yo no lo veo sólo como una relación con otros, sino como la relación más sagrada e íntima que uno puede tener consigo mismo. Es un momento perfecto para nutrirnos, para sentirnos vivos, para dejarnos llevar por los placeres que asoman de vez en cuando y por lo que muchas veces nos sentimos culpables. Es hora de enfrentar la raíz de estos hechos; ¿Por qué tanta culpa y tanta vergüenza?

Este ciclo que comienza nos lleva al inframundo de nuestra psique, nos lleva a bucear en el subconsciente de nuestro ser, a avanzar en la oscuridad. No significa que no tengamos miedo, sino que aunque lo tengamos seguimos adelante. No significa que la vida sea solo momentos felices, sino que aceptamos que la tristeza y la felicidad son parte de la misma realidad.

Lo sabes. Lo sabemos muy dentro de nosotros mismos. En las profundidades de nuestra psique, mente, corazón, ser. Lo sentimos en el alma, en la sangre que recorre nuestras venas. Cuando te acuestas por la noche, antes de dejarte ir al mundo de los sueños, lo sabes. Lo sientes. Lo percibes. Sabes perfectamente qué quieres, sólo debes aprender a darte permiso para escucharte. Ahora es el momento de reconocerte. Acordarte de ti. Sentirte. Amarte.