Luna Nueva en Escorpio, Anuradha Nakshatra

Kastro Pantokratora, Preveza, Grecia, 2022

El día 23 de noviembre ocurre la luna nueva en Escorpio Sideral, en Anuradha nakshatra, la estrella que simboliza devoción suprema, rendición devocional. Es la casa lunar regida por Mitra, la deidad de la amistad que surca nuestra psique a través de la empatía y la humildad. Este lugar del cosmos nos habla de la rendición profunda hacia una devoción experiencial, vivida en nuestras propias carnes, que surge de la intensidad de sustentar internamente la contradicción de sabernos cómplices de la materialidad dualista dividida en sus elementos burdos y sutiles (mahabhutas y tanmatras) que percibimos por nuestros sentidos y órganos de cognición incluida la mente (indriyas y manas), a la vez que somos parte integral de un Todo mayor (esa unión Shiva-Shakti suprema) que se escapa sin duda al entendimiento desde la percepción del “yo” (ego/ahamkara) y del intelecto del discernimiento (buddhi), y que está incluso más allá de la naturaleza (prakriti) o el alma (purusha).

Desde la versión del Tantra Clásico, esa unión completa final es el gran ParamaShiva (el absoluto último más allá de los Tattvas o principios de la realidad). Este principio, Shiva, se va separando, escondiéndose a sí mismo, encubriéndose, para crear y recrear la realidad material, dónde Shakti es siempre el rostro de Shiva. Shiva da forma a la realidad a través de sus cinco acciones; Srsti (creación), Sthiti (preservación), Samhara (disolución, retracción), Tirodhana o Nigraha (encubrimiento, olvidar) y Anugraha (revelación, recordar). Y Shakti da forma a la realidad a través de sus cinco poderes: Chit Shakti (poder de la conciencia, percepción), Ananda Shakti (poder de la dicha), Iccha Shakti (poder del deseo primordial, fuerza de voluntad creativa), Jnana Shakti (poder del conocimiento, sabiduría), y Kriya Shakti (poder de la acción). Pero Shiva y Shakti son siempre Uno, la parte y el Todo. Igual que nosotros. Es en esa separación, en ese olvido y encubrimiento, dónde nace la vida, la individuación, la materialidad, el sabor, la experiencia material. Y es en su unión donde sólo hay el Gran Vacío que lo envuelve todo y lo Es Todo. 

En el signo alquímico por excelencia, en la constelación de Escorpio, se reúnen en el cielo, como si de una orden secreta se tratara, Sol, Luna, Venus y Mercurio. En las aguas abismales de Escorpio se entretejen los secretos que van saliendo a la superficie, aquello que hemos estado ignorando consciente o inconscientemente, recreando un telar imposible de ignorar más. Puede que en estos días vuelvan a la mente memorias, recuerdos, sensaciones de un pasado casi olvidado por la percepción consciente, pero no por la memoria del corazón, no por las aguas profundas del cuerpo sutil que navega entre tiempos y espacios liminales.

Hay voces que fueron ignoradas tanto tiempo que parecieron haber callado en el silencio profundo del océano primigenio. La deidad Mitra, que rige Anuradha, muchas veces viene acompañada de Varuna, dios del océano celestial. Y es en estas aguas cíclicas donde la memoria del Ser vuelve a reciclarse en espiral entre lo percibido, la percepción, y el que percibe. Escorpio nos recuerda que es en el veneno dónde se encuentra la cura, al igual que es en nuestro propio sufrimiento dónde se encuentra nuestro despertar. Al igual que la flor de loto (uno de los símbolos de Anuradha) que crece desde el barro denso, nuestro conocimiento e integridad también son sustentados por el dolor y el sufrimiento pasados, las lecciones aprendidas y aprehendidas, hechos compost fértil para nuestro renacer presente. 

Esta luna nos pide devoción, nos pide mirar profundo y preguntarnos ¿frente a qué o quiénes nos arrodillamos? ¿Qué sacrificios estamos dispuestos a hacer en pos de nuestra propia integridad? ¿Qué éticas y dogmas hemos seguido tanto tiempo y a raíz de ello hemos callado la voz de nuestra voluntad, de nuestro deseo creativo primordial?

Los cielos están llenos de movimiento estos días también, que reflejan el microcosmos caótico que sentimos en nuestros cuerpos y en nuestras psiquis últimamente. Marte seguirá retrógrado en Tauro varias semanas más, y nos habla de una energía muy poderosa que se ve sofocada o reprimida creando el ambiente adecuado para que mucha frustración salga a la superficie. Puede ser una crisis, o una oportunidad para mirar de frente a ese fuego abrasador y redirigir su energía hacia algo más trascendental como hacer presentes las emociones de nuestra cotidianidad inmanente. Júpiter sale de su retrogradación al día siguiente a la luna nueva, y su poder nos da un empujoncito hacia sentirnos arropados por la abundancia del conocimiento primordial que fluye por nuestras venas, y no por las percepciones erróneas de aquellas creencias y pensamientos limitantes que nos han estado contrayendo.

Esta luna y estos movimientos astrales nos mandan el mensaje de que es hora de expandir el corazón. Es hora de abrir paso a nuestra Verdad. La de cada uno. La tuya propia, sin necesidad de validación externa; pero en agradecimiento siempre de aquellos que nos acompañan en el camino, esos amigos del alma que al igual que Mitra y Varuna sustentan la integridad del amor y la compasión. Es en esa independencia co-relacional dónde podemos reencontrarnos a nosotros mismos, recordarnos, redescubrirnos en nuestra individualidad, como chispa creativa única y necesaria, como gotas individuales que forman al final el gran océano primordial que lo es Todo. 

Feliz luna nueva, feliz nuevo ciclo lunar, y gracias por acompañarme y leerme siempre.