
Sol y Luna se unen una vez más en su abrazo cósmico con esta luna nueva hoy en el signo de Sagitario, una luna nueva que abre no sólo otro mes lunar, sino que da comienzo a un nuevo año lunar también. La luna nueva es la unión mensual de las energías masculina y femenina representadas filosófica y simbólicamente en Sol/Shiva (consciencia/prakasha) y Luna/Shakti (reflejo/vimarsha). Igual que el Sol no cambia y es constante, como Shiva, la consciencia suprema, la luna crece y mengua reflejando esa luz, como es Shakti, que se divide en la parte, aunque contenga siempre el Todo.
También nos recibe un nuevo Sol, parado en el cielo hasta el 25 de diciembre cuándo renacerá, tras el solsticio de antes de ayer, que astronómicamente ocurre ahora en nuestros días en el centro de nuestra galaxia, en el eje de la Vía Láctea, el eje de Sagitario, Mula nakshatra, frente a Géminis, Ardra nakshatra.
Una nueva luna hoy nos recibe desde este mismo centro junto al sol en la constelación de Mula, simbolizada por unas raíces, al igual que el núcleo vital de nuestra existencia en ese centro galáctico, esta luna nueva nos habla de finales y de espacios liminales. Nada es casualidad, no hay accidentes para quién sabe mirar. La deidad que rige este lugar tan íntimo y abismal es Nirriti, una diosa de destrucción y finales necesarios asociada a Kali, la oscuridad suprema del tiempo-espacio, el espacio mismo más bien, el Gran Vacío que lo envuelve todo, para que todo pueda existir. En el esquema de 36 tattvas o principios de la realidad utilizado en el Tantra clásico y postclásico, Kali se sale del esquema. Está más allá de ParamaShiva (que es Shiva-Shakti por supuesto) porque Ella no es un principio de la realidad, sino que es el espacio-tiempo mismo desde dónde la realidad puede existir, desde dónde todas las posibilidades pueden darse forma.
Ese es el mensaje profundo que nos susurra esta luna. Que contemplemos el vacío como fuente inagotable de toda posibilidad. Es en esta paradoja donde encontramos la conexión intrínseca del vacío existencial propio como compost fértil para decidir seguir los susurros del alma, que nos habla desde el corazón místico, el corazón central de nuestro ser.
¿Quiénes somos sino la parte del todo, y el todo en la parte?
Hoy no quiero entrar en filosofía, ni quiero explicar conceptos complicados porque el cuerpo y el alma me piden otra cosa, sólo quiero invitaros a la reflexión profunda que pide esta época del año, igual que me lo pide a mí. La reflexión y contemplación sobre quiénes somos en realidad desde el centro, no sólo nuestro, sino del universo que conocemos. El centro como agujero negro, el centro como Gran Vacío. ¿Qué cabe en nuestros abismos?
La luz, siempre, desde siempre y para siempre nacerá de la oscuridad.
Os deseo a todos un feliz final y un feliz comienzo, un feliz estar en el espacio liminal, sin ser lo que ha muerto, ni ser aún lo que renacerá. Os deseo presencia máxima, consciencia y reflejo, para, una vez sea el momento adecuado, renacer en plenitud desde el corazón mismo del abismo universal.
Feliz luna nueva, feliz año nuevo, y nos vemos (y leemos) al otro lado.
Gracias siempre por acompañarme.