
Luna Nueva en Uttara Bhadrapada, en la constelación de Piscis; Equinoccio (de Primavera en el Hemisferio Norte y Otoño en el Sur); comienzo del año nuevo Persa, Nowrooz; comienzo de año nuevo Védico; comienzo de Navaratri, las Nueve Noches de la Diosa.
Todo indica que es un momento liminal, entre el fin y el comienzo de algo, muerte y renacimiento. El momento en el que la balanza está en equilibrio, cuando el vacío se convierte en el abismo profundo de la nada que lo contiene todo aún sin manifestar.
Uttara Bhadrapada nakshatra está regida por la serpiente de las profundidades, Ahir Budhnya, una de las deidades más misteriosas del panteón Védico del que poca información podemos encontrar. Porque, al igual que la constelación de Piscis que contiene estas estrellas, el conocimiento de su simbolismo se hace a través del encuerpamiento de nuestra intuición. No es lógico, no es racional, sino que es un saber sentido, una inteligencia que rige otra parte de nosotros que nos habla en un lenguaje diferente, a través del cuerpo interno y sutil, a través de escuchar el susurro del alma.
Al igual que en los cielos ahora rige la mística del misterio, mi mente y mis manos me piden escribir desde el abismo de la prosa poética, lejos de la filosofía racional mental que tanto me gusta, y que, aún siendo necesaria como soporte del discernimiento, la palabra y el símbolo intuitivos piden ahora la vez. Este mes hablo desde ese lugar en mí, que es eterno, vacío, y a la vez lleno de posibilidades donde conecto con todos y con todo.
Exhalo un último aliento
bajo el peso del agua oceánica,
hundiéndome hacia el abismo.
Me rindo.
Los rayos del sol que atraviesan las olas
se entreven entre el azul infinito,
atravesando un corazón que
ha dejado de luchar
para comenzar a aceptar.
Cayendo cada vez más profundo,
hacia la oscuridad inmóvil que
entreteje una nueva posibilidad.
¿No es el silencio más que
un instante eterno?
¿No es la muerte más que
una puerta hacia la memoria infinita?
Rendición que manifiesta
un nuevo horizonte.
En las profundidades me encuentro
frente a frente con el “yo” que es el “todo”.
La serpiente en espiral
que maneja el tiempo;
memorias ya vividas,
y aquellas aún por encuerpar.
En las profundidades encuentro
la respuesta que no es
más que pregunta,
siempre.
¿Quién eres?
¿Quién Soy?
El vacío intemporal,
el secreto del eterno caminar,
el sonido del silencio ensordecedor,
la poesía del saber sin entender.
Y allí abajo, profundo, adentro,
aquí, allí, y en todas partes,
en todo tiempo,
inhalo.
El primer aliento
de un adiós y
de una bienvenida.