
La luna llena en Hasta nakshatra, que es la constelación de Corvus que se adscribiría a los 30 grados del cielo en la eclíptica dentro del signo de Virgo, se da entre el 5 y el 6 de abril, iluminando el ciclo lunar que comenzó con la pasada luna nueva en las estrellas de Uttara Bhadrapada en Piscis. Hasta significa “mano” y su símbolo es tanto una palma abierta como un puño cerrado, símbolo inequívoco de que si queremos aprender a recibir lo que de verdad anhelamos, debemos primero aprender a dejar ir, abrir el puño, soltar aquello a lo que nos aferramos inconscientemente a veces sin sentido, sino automáticamente por costumbre, y estirar la mano, abierta, vulnerable, conscientes de que aquello que nos llega es un reflejo del trabajo y esfuerzo que hemos dedicado a nuestros propósitos. Si no tienes tiempo para soñar el cambio que deseas, ponerlo en práctica y perseguirlo, ¿cómo esperas que éste llegue a tí?
Virgo nos recuerda que hay un esfuerzo especial, un esfuerzo consciente, un sacrificio consciente que se hace con amor y vulnerabilidad, que sana nuestras heridas casi sin percibirlo, porque es un deseo que está en total armonía con el corazón. Virgo, un signo de tierra regido por Mercurio (la mente analítica e intelectual del discernimiento) y Hasta, regida por la Luna (nuestra mente, nuestra intuición y nuestras emociones), nos hablan de que es aquí y ahora, en estos momentos, cuando podemos ponernos “manos a la obra” y trazar el mapa de nuestro recorrido vital próximo, y dar los primeros pasos hacia la consecución de los valores individuales que queramos materializar. Esta luna nos trae las energías adecuadas para una gran limpieza, exterior de nuestro ambiente, e interior, de nuestra mente, emociones, cuerpo físico y energético. Piscis, en el lado opuesto y dónde ocurrió la luna nueva, nos arrojaba a las aguas profundas del océano cósmico donde, si hicimos nuestro trabajo interior, nos enfrentamos cara a cara con el deseo primordial que surge más allá de la mente racional, en el centro del corazón, asiento de nuestra alma inmortal. Ahora Virgo, y Hasta, nos dicen que tenemos las herramientas necesarias para ponerlo en práctica; nuestras manos, nuestra mente, y nuestra confianza en ese susurro del fluir de las aguas del saber en nuestro interior. Al igual que los ríos, que necesitan de la orilla para fluir hacia los mares y océanos, Piscis y sus aguas necesitan la terrenalidad fértil y limitación de Virgo para conseguir materializar el deseo profundo del corazón, que estará en armonía con el deseo universal.
Corvus es la constelación del cuervo. En las tradiciones ancestrales de India, el cuervo se asocia a las almas de nuestros ancestros, del pasado que no desaparece, sino que vuelve siempre de una manera u otra hasta que lo integremos en nuestro presente. El tiempo no es lineal, sino que ocurre siempre todo al mismo tiempo. Pasado, presente y futuro se fusionan en un todo que ilusoriamente y mágicamente parecen dividirse. Es esta multiplicidad que abre la puerta a la unidad. Es Shakti, desvelándose y velándose conscientemente en la realidad material inmanente y múltiple como ventana para percibir a Shiva, que siempre está como, y es el, telón de fondo de esta universalidad trascendente. Es a través del entendimiento de esta inteligencia instintiva e intuitiva, que sabemos que estamos aquí, y que siempre hemos estado y estaremos, aunque en otra forma, de otro modo, aunque no lo recordemos.
Recordar. Perdernos una y otra vez para recordarnos. Qué maravilla poder percibirnos de nuevo con los ojos del primer instante en el que fuimos. Todos olvidamos, porque es ese recuerdo el verdadero camino al Hogar.
Hanuman, cuyo cumpleaños se celebra con esta luna llena (Hanuman jayanti), la deidad mono que es hijo de Vayu, el viento, también se olvidó una vez de quién era realmente. De pequeño era muy travieso. Conocía su poder de contener todo el conocimiento universal, y sus muchas aplicaciones como poder hacerse gigante o pequeño, y otros poderes mágicos que sabía que tenía. Pero no sabía aún discernir cuándo era el momento adecuado para usar esos poderes, y un día, le hizo una travesura de las suyas a un sabio, que no se lo tomó nada bien. Éste maldijo a Hanuman con el peor de las maldiciones: que se olvidara de quién era realmente y del poder universal que contenía. También, puso una pequeña cura o sanación, por compasión, para poder romper el maleficio; Hanuman lo recordaría todo una vez estuviera frente a frente con “dios”, con la divinidad. Y así pasó el tiempo, Hanuman creyéndose un simple mono, saltando de una rama a otra, vagando por el tiempo-espacio, hasta que conoció a Rama, encarnación de Vishnu, la deidad que mantiene el orden universal. Y en ese preciso instante recordó quién era; recordó que en su corazón latía el universo entero y que él era mucho más de lo que creía ser, tenía tanto poder dentro como devoción, que le ayudarían a él y a Rama en sus futuras aventuras.
De alguna manera, todos nosotros somos como Hanuman. Nacemos en un gran océano cósmico lleno de posibilidades traídos por los vientos del infinito cambio que mueve sus olas, con un gran poder vital para ser quienes hemos venido a ser en cada instante, aquí y ahora y siempre, pero con el paso del tiempo, nos vamos olvidando. Nos vamos olvidando de la voz de nuestro corazón a través de todos los condicionamientos externos, tantas voces que decidimos poner primero antes que la nuestra. Nuestra mente de mono va saltando de un pensamiento a otro en la persecución inagotable de un deseo material tras otro, que en realidad intentan llenar un vacío existencial que no se puede llenar de inconsciencia. El vacío sólo puede llenarse de posibilidades. Sólo en el momento en el que nos quedamos verdaderamente quietos y en silencio, las aguas de nuestro lago interno pueden calmarse, y por fin podemos arrodillarnos frente a frente ante, y escuchar, la voz del alma profunda, nuestro “dios” interno, nuestra divinidad interior, nuestro Ser, que recuerda siempre que tenemos todo el poder universal, y todas las posibilidades, para estar en paz aquí y ahora, y siempre.
Esta luna llena trae varios factores planetarios a la carta también. Por un lado, Mercurio que rige a Virgo se encuentra con Rahu en Aries. Rahu le da un toque obsesivo a nuestra mente racional. Cuidemos de observar qué estamos pensando y qué creemos que queremos, no vaya a ser que sean proyecciones de patrones limitantes, o proyecciones propias y prejuicios, de los que aún no sabemos dejar ir. Recordamos que debemos abrir el puño antes de poder estirar la palma abierta para recibir. El Sol se encuentra con Júpiter en Piscis, ambos planetas de la verdad y el conocimiento, iluminando desde allí con su brillo la sabiduría que se encuentra en el interior del océano cósmico y la confianza en ese otro tipo de saber, que es más místico, misterioso, intuitivo, y sobre todo, natural e instintivo aunque no lo recordemos, aún.
Os deseo a todos una muy feliz luna llena, un próspero Hanuman Jayanti, y una buena limpieza exterior e interior para recibir este cierre de ciclo lunar. Gracias por estar aquí.