Luna Nueva y Eclipse Solar en Ashwini, Aries

Eclipse, I Made Sumidayasa, 2004, ARMA Museum, Indonesia

De las aguas profundas de Piscis donde tuvimos nuestra pasada luna nueva, el Sol ha avanzado hacia el fuego de Aries dando comienzo a un nuevo año astrológico. De lo liminal a lo kinético. De la pausa, a la acción. Aries como primer signo del zodiaco simboliza el principio creativo que fue dándose forma a sí mismo en el útero interno del océano primordial, para ahora tomar fuerza y renacer. El último nakshatra en Piscis es Revati, regido por la deidad Pushan, aquel que acompaña a las almas de un estado a otro de vuelta al hogar para que no se pierdan, de la muerte al renacimiento. Un psicopompo eterno que recicla la energía vital en una espiral de tiempo-espacio contínua, pero siempre diferente. Y ahora, esa agua se convierte en fuego, atravesando el nudo kármico, o gandanta, que une los signos de Piscis y Aries. Una chispa primordial ha dado lugar a un renacimiento incendiario y ahora el fuego brota con total pasión por volver a vivir.

Ashwini, es el primer nakshatra en esta rueda. En los círculos no hay finales ni comienzos realmente, pero energéticamente entendemos este lugar como un re-encuentro, una vuelta al origen. Un final y un comienzo que se entremezclan entre liminalidad y movimiento. Entre pausa y acción. Y aquí nos encontramos, en el comienzo. Aliento vital que lo pone todo en marcha. La primera respiración.

En Ashwini, en Aries, el día 20 de abril, se unen Luna y Sol, dando lugar a la luna nueva, a la vez que Rahu, la cabeza del dragón, decide tragarse la luz creando un eclipse solar total. Y no están solos. Mercurio, otro psicopompo de alguna manera, una deidad que, desde el punto de vista de la mitología occidental, también tiene el poder de traspasar los umbrales de la tierra, el cielo y el inframundo, los acompaña en Aries, pero en Bharani nakshatra, con lo cual no se encontrará tan cerca del sol para estar en combustión. Sol, nuestro ahamkara (nuestra idea del “yo soy”), Luna, nuestro manas (nuestra mente) y Mercurio, nuestro buddhi (nuestro intelecto y capacidad de analizar y discernir), se unen en un abrazo cósmico junto a Rahu, nuestro ego ensombrecido, ilusorio o falso yo.

Este posicionamiento astronómico en Aries sideral, signo de la identidad e independencia por excelencia, nos habla simbólicamente de ver con claridad quiénes creemos ser frente a quiénes somos en realidad. Y no sólo eso, sino también, de sanar las heridas y patrones erróneos de cómo vemos y percibimos la realidad en general, y a nosotros mismos inmersos en ella. Ese es el gran trabajo simbólico de los Ashwini Kumaras, los hermanos gemelos con cabezas de caballo, deidades que rigen a Ashwini nakshatra, médicos y sanadores de los dioses que tienen una gran conexión con la respiración, con el aire vital, con la energía primordial que todo lo insufla, con el prana. Es un momento ideal para trabajar con nuestra respiración y atención a nuestro prana. También, porque hay una energía muy impulsiva en el ambiente. Tenemos ganas de “hacer algo”, pero, ¿cómo vamos a tomar acción si no contemplamos y observamos primero profundamente quiénes somos y qué queremos realmente?

Sin duda, esta luna nueva y eclipse solar nos hace unas preguntas muy claras: ¿qué máscaras te pones, por qué, y quién está realmente debajo de esas máscaras?

En estos momentos, es como si la verdad no se pudiera ocultar. No podemos ser deshonestos con nosotros mismos, por mucho que lo intentemos. Hay una voz interna que sabe, y lo sabe muy bien, cuál es la respuesta a todas nuestras dudas. El problema no es que no la sepamos, sino que no queremos escucharla, o no confiamos en nosotros mismos cuando oímos las respuestas que susurra el corazón. Vamos por la vida negándonos, no dejándonos espacio para Ser, buscando una validación externa, una respuesta que alguien nos dé porque nos creemos menos, nos creemos incapaces de tomar las riendas de nuestra propia vida, porque no sabemos nada. Pero…. no saber nada, no es un problema. El problema realmente es no saber nadar en las aguas de la incertidumbre mientras ésta dure. Y esa es la vida realmente, una gran incertidumbre; o en otras palabras, podríamos también decir, una gran sorpresa, un sueño eterno, el teatro de lo inimaginable, magia, el gran misterio.

Esta luna nueva-eclipse nos va a llevar de la mano a mirarnos frente a frente con nosotros mismos. No hay escapatoria. Hay mucho valor en tomar esas riendas de las que hablaba. Para hacerlo, no hay que saber el futuro, no hay que tener siquiera control, simplemente hay que ser íntegros y coherentes con esa voz que brota desde lo más profundo. Para ello, primero nos paramos a escuchar, y luego, la honramos siguiendo sus dictámenes. Sean los que sean, incluso cuando están en contra de esas otras voces externas de familiares, conocidos, sociedad, o peor aún, de esas voces internas basadas en patrones mentales,  que ya no nos sirven, que se nos han quedado pequeñas, que nos ayudaron en algún momento a “sobrevivir” pero que ahora nos pesan en vez de empujarnos hacia el futuro que estamos deseando realmente construir. Es así de sencillo, y así de difícil. Tomar las riendas tiene que ver con responsabilizarnos de nosotros mismos, y de saber a qué voces hacemos caso. Qué máscara nos ponemos, por qué, y quién se la está poniendo. Una vez tengamos claras nuestras respuestas, pase lo que pase en el mundo externo, estaremos en paz siempre con nosotros mismos, porque sabemos que podemos vivir con nosotros mismos, porque sabremos que hemos tomado las decisiones por nosotros mismos.

Qué gran regalo es saberse uno, uno mismo. Qué gran regalo poder vivir en el misterio, perderse, y volver a encontrarse en este ciclo eterno. 

Los cielos y los astros están en constante movimiento y cambio, reflejo inequívoco de nuestro universo externo e interno. Júpiter se encuentra atravesando ahora mismo ese punto gandanta del que hablaba, ese nudo kármico entre Revati nakshatra en Piscis y Ashwini nakshatra en Aries, entre agua y fuego, y llegará a Aries el 22 de abril. Un cambio importante ya que tarda unos 12 meses en atravesar cada signo zodiacal, poniendo allí su foco. Mercurio a su vez, comienza el 21 de abril su retrogradación en Aries también hasta el 15 de mayo. Con tantos astros en este lugar del cielo este mes, vamos a notar una nueva euforia, una revolución, una nueva forma de entender y percibir nuestra realidad personal e independiente en el conjunto de la realidad colectiva, vamos a notar una gran abundancia de energía aquí, en la Casa en la que Aries se encuentre en nuestra carta natal.

Me atrevería a decir que transformación es la palabra de estos tiempos. Transformemos la realidad que vislumbramos con los ojos del corazón. No dejemos que los patrones pasados coloreen nuestra realidad presente, interna y externa. Abramos los brazos para recibir el fuego del deseo primordial que brota desde lo más profundo de nuestro ser; como un bebé que se abre a la vida, tomemos esa primera respiración, sin miedo, con confianza, saltando al vacío de la magia y el misterio.

Bienvenidos a Casa.

Feliz luna nueva y eclipse solar, gracias por leerme siempre.