Vivir. Soñar. Morir.

Empiezo a sentir el paso del tiempo de forma sutil, cíclica, al ritmo de las flores que van floreciendo en el jardín.

Unas mueren y otras nacen, y aún así todo está lleno de continuidad, de fluidez, de propósito. Vida constante y eterna, porque lo contrario de vivir no es morir, sino nacer.
La muerte es sólo otro cambio más, el Gran Cambio.

Vivir rodeada de naturaleza es una gran lección y una bendición. Igual que lo es observar hacia adentro, lo es también aceptar lo de afuera. Su ritmo, su propio ciclo, su color, su olor, su propia esencia y verdad.

He visto cómo mi vida ha ido cambiando cuánto más consciente he ido siendo con mi vida, con mis sueños y con mi futura muerte.

Si te sientes sola/o en estos temas, como creí que estaba yo durante muchos años, no lo estás. No pasa nada por querer profundizar, por querer entender las únicas constantes que son iguales para todos; que nacemos, vivimos, soñamos (literalmente cuando dormimos) y morimos.

Algún día mi deseo y propósito se harán realidad y podré ayudar a muchos a vivir, soñar y morir conscientemente. Hoy me apetecía dejar mi manifestación escrita, lanzarla al Universo, hacer mi trabajo cada día, y confiar en que si lo siento en mi corazón y escucho en mi alma, el camino jamás será el equivocado.

Os recuerdo que aunque físicamente puedo estar lejos, podéis trabajar conmigo online y sentirnos un poco más cerca y conectados. No estoy aquí para juzgar, sino para escucharte y guiarte intuitivamente hacia tí misma/o.