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Tus creencias en sí no tienen ningún poder intrínseco.
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Y si observas atentamente, verás que nada en realidad consiste de nada, que todo al final, es Vacío.
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No hablo del vacío nihilista, sino del vacío que es esencial y necesario para que todas las posibilidades puedan mantenerse existentes. El vacío del que todo emana.
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Elige cualquier cosa, física o no, y observa hasta el final: qué es? para qué sirve? de qué está hecho?
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Durante mucho tiempo no se sabía de qué estaba ‘hecha’ la realidad. Descartes llegó, y luego las diferentes ciencias, y nos iban diciendo que el mundo se podía dividir en pedazos cada vez más pequeños; átomos, quarks… Y si sigues observando más y más verás que la mayoría de lo que compone cualquier cosa es VACÍO.
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Si nada de lo que conocemos tiene existencia intrínseca, o, dicho de otra forma, si todo lo que pensamos que existe en realidad es vacío, qué es real? Qué es ilusorio?
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Si un objeto es más vacío que otra cosa, qué somos nosotros? Nuestros cuerpos? Nuestras creencias? Nuestros pensamientos? Nuestros anhelos, sueños, lágrimas o sufrimiento?
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Nada puede tener poder sobre ti, si tú no quieres. Pero para ello primero hay que no querer dejarse llevar, querer despertar, aprender a “ver” a través del velo, y luego, aceptar y actuar desde el conocimiento y la responsabilidad de cada gesto físico o mental.
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Todo es Vacío, la gran ilusión, la gran tragicomedia de la vida… Y sólo el vacío en realidad podría serlo absolutamente TODO.