Luna Nueva en Rohini, Tauro, 6 de junio de 2024 (Artículo+Vídeo)

Foto por mí de una rosa roja maravillosa.

Sol y Luna se unen en su abrazo cósmico mensual, esta vez, en Rohini nakshatra, una Casa Lunar que engloba a la estrella roja Aldebarán, el ojo del toro de la constelación de Tauro. De hecho, el significado de la palabra “rohini” significa, literalmente, “la rojiza, la que es roja”. La luna nueva en Tauro ocurre entre el 6 y 7 de junio, depende de dónde os encontréis en el mundo (el 6 de junio a las 15:37 desde mi base en Grecia).

Rohini es el lugar favorito de Chandra, la deidad lunar. Hace seis meses, con la luna llena en Rohini, escribí sobre el mito de Chandra y las 27 hijas de Daksha. Os lo pongo por aquí de nuevo:

“Rohini es la esposa favorita de las 27 que tiene el dios Chandra. Cuenta la historia que las demás hermanas se pusieron celosas porque pasaba con ella mucho más tiempo, y Jyeshtha, la mayor de ellas y nakshatra que se encuentra en oposición exacta a Rohini, en Escorpio, puso voz a las quejas de todas ellas, las 26 restantes, ante su padre Daksha, ya que Chandra había roto la promesa de tratarlas a todas ellas por igual. Daksha, en su furia, lanza un maleficio para que Chandra fuera muriendo y desapareciendo lentamente por una enfermedad incurable. Pero a la vez, todo aquello que dependía de la luna fue degenerando también en el mundo. El equilibrio natural empezó a romperse. Chandra no encontraba manera de romper el conjuro. Fue a Indra y luego a Brahma, que le aconsejó que recitara el Mahamrityunjaya Mantra para postrarse ante el Gran Shiva:

ॐ त्र्यम्बकं यजामहे सुगन्धिं पुष्टिवर्धनम् |

उर्वारुकमिव बन्धनान्मृत्योर्मुक्षीय माऽमृतात् ||

Aum Tryambakam yajaamahe sugandhim pushtivardhanam |

Urvaarukamiva bandhanaan-mrityormuksheeya maamritaat ||

Adoramos a Aquel que tiene tres ojos, quien es fragante y que nutre a todos.

Como el fruto se despega de la atadura del tallo, que seamos liberados de la muerte, concédenos la inmortalidad.

Shiva se le apareció a Chandra tras adorarle, y le dijo que el conjuro no podía ser totalmente destruído, y que por tanto, debería poner a Chandra sobre su cabeza y llevarle con él siempre, y por otra parte, gracias a su rendición devocional, sí que podría evitar la aniquilación total de Chandra liberándole de su muerte, cambiando el conjuro para que creciera y menguara en los cielos de manera cíclica y eterna. De esta historia surge la idea de los ciclos de la luna, que crece durante 14 días y llega a la luna llena durante la fase creciente, para menguar durante 14 días y acabar en la luna nueva, la luna oscura, durante la fase menguante, creando un ciclo de 30 días lunares.”

También os hablaba de este lugar del cielo y de su relación con las fases, medios o caminos (upayas) de llegar a Shiva (conciencia universal) desde el prisma del Shivaísmo de Cachemira/Trika Tantra (podéis leer el artículo completo aquí: https://danahblanco.com/2022/12/06/luna-llena-en-tauro-rohini-nakhatra/).

Cuando miramos al cielo de noche podemos vislumbrar tres brillos rojizos en el firmamento; Aldebarán (en Rohini nakshatra), Antares (en Jyeshtha nakshatra), y el planeta guerrero Marte. 

Aldebarán se encuentra en la constelación de Tauro, y Antares, en la de Escorpio. Como podemos ver, el mito simboliza también esta dualidad entre las dos hermanas, hijas de Daksha, de la misma manera en que Tauro y Escorpio se contradicen, y a la vez, se complementan entre sí. La luna está exaltada en Tauro, pero debilitada en Escorpio. 

Rohini representa esa juventud llena de pasión, el rojo del guna rajas cuando simboliza el movimiento ascendente del deseo primordial que quiere recrearse en toda materialidad. En Tauro, esto se hace a través de los cinco sentidos, del encuerpamiento absoluto del deseo,  en contacto con la tierra, el olor, el sabor, el sentir el mundo experiencialmente. Tauro está regido por Venus y Rohini por la Luna, por tanto todo esto nos nos extraña.

Jyeshtha, por su parte, significa “la mayor” y el rojo aquí representa el guna rajas en la fase posterior casi de la expectativa rota desangrándose, de los celos, del deseo hecho ilusión inmaterial que rompe el corazón, del deseo que se ha apegado a los frutos de las acciones para darnos cuenta después de que esos frutos no nos sacian. Escorpio está regido por Marte, y Jyeshtha por Mercurio, y ambos justamente hablan del valor y el discernimiento necesarios para mirar nuestras sombras de frente. 

El color rojo ata todo este simbolismo tan alquímico, pero la tonalidad, el “sabor”, es diferente. En Escorpio, en Jyeshtha, el color rojo de Antares nos empuja a mirar de frente a la raíz del deseo, no a perseguirlo ciegamente, sino a bucear en las aguas profundas para contactar con el principio primordial de qué nos mueve. Y en Tauro, en Rohini, el color rojo de Aldebarán nos ayuda a materializar la visión del deseo primordial que se hace tierra, que se hace cuerpo. 

Podemos entender el mito como una manera de explicar la correlación de las estrellas en el cielo y cómo nos afectan en el microcosmos humano y nuestras relaciones con nosotros mismos, con los demás, y con el mundo externo que percibimos. Psicológicamente, podemos también ver la relación con la fase del rubedo alquímico, el momento en que nuestra psiquis siente que existe la posibilidad de una nueva forma de ser en sí mismo, y en el mundo, en integridad con el deseo hecho cuerpo. Rojo cuerpo, rojo deseo, rojo Shakti. 

Y rojo Marte…. Esta luna nueva está coloreada también por el movimiento que ha dado Marte en los cielos, pasando de Piscis a Aries, el 1 de junio. Este tránsito sin duda se va a hacer notar. Marte estará en Aries, dónde se encuentra muchísimo más cómodo que en Piscis, hasta el 12 de julio. La energía de este guerrero celestial se verá enfocada a conseguir un deseo relacionado con la casa dónde se encuentre Aries en cada una de nuestras cartas natales personales. Pero a nivel general, Marte y Aries hablan de la chispa adecuada que crea el fuego necesario para quemar y eliminar todo aquello que pesa en el camino de la consecución de la integridad individual. ¿Por qué luchamos? ¿Contra qué o quiénes? ¿Para qué? Y también habla de la chispa que enciende el fuego que cocina a fuego lento la materialización de ese deseo en integridad. ¿Qué quiero? ¿Cómo lo quiero? ¿Qué estoy dispuesto a sacrificar para conseguir lo que quiero? ¿Cuáles son mis prioridades? 

Hemos hablado de Marte, y ahora toca hablar de Venus, regente de Tauro, dónde se unen Sol y Luna. Pero no estarán solos en su abrazo íntimo. Mercurio, Venus y Júpter también estarán en Tauro. Mercurio y Venus estarán en Rohini, y Júpiter en Krittika en el memento de la luna nueva. Este stellium de planetas en la casa terrenal de Venus, y con Venus en combustión con el Sol, cegada por sus rayos, nos avisan, de que a veces, lo que creemos desear y lo que deseamos realmente, no son uno y lo mismo. Toca hacer un trabajo muy profundo de discernimiento emocional, psíquico, físico, racional, intuitivo…

Júpiter, que rige nuestras creencias, en Krittika nakshatra, seguro que nos ayuda a cortar de golpe las ilusiones que nos atan. Nos va a ayudar a bajar a tierra, a dejar de soñar con lo que es imposible, para hacer lo que es realmente posible con lo que deseamos dentro de las limitaciones que existen, desde una perspectiva mucho más pragmática, práctica, y anclada en el lugar y momento dónde nos encontramos. Un deseo que puede hacerse cuerpo si dejamos de lado los patrones irreales con los que nos hemos identificado inconscientemente, si dejamos de lado las voces que nos hunden al abismo, o que nos hacen volar demasiado cerca del sol y nos queman las alas.

Gracias a Tauro y a toda la energía acumulada aquí, preveo un momento mucho más acorde a la aceptación de la realidad en la que estamos inmersos.

Y esa realidad, sin duda, y a pesar de que duela, incluye el sufrimiento inherente a estar aquí en el mundo. El sufrimiento de dejar los ojos y el corazón bien abiertos para mirar de frente a aquellos que no tienen siquiera la libertad de elegir qué hacer con sus deseos. El sufrimiento de incontables personas que se ven obligadas a dejar sus casas, sus tierras, y se ven inmersos en una lucha de poder que nada tiene que ver con ellos. El sufrimiento de saber que no tenemos el control de evitar ciertas guerras, con sus múltiples horrores a todos los niveles, controladas por poderes que no saben hacer cuerpo del deseo primordial, sino que hacen tumbas con sus deseos materiales de intereses insaciables.

El horror existe, y cerrar los ojos no es la solución. Tauro nos recuerda que al final, cuando morimos, somos todos tierra, y al final, esa tierra es la base fértil desde dónde renace la rosa más roja que jamás hayamos visto.

Podéis ver también a continuación mi vídeo sobre la luna nueva en Rohini aquí o en mi canal de YouTube: