Si limito lo que soy a las etiquetas que el mundo me pone, o si limito lo que soy a las barreras que yo misma me impongo, nunca podré simplemente Ser.
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En realidad, el secreto está en la identificación.
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Nos identificamos con nuestros nombres, lugares de origen, carreras, trabajos, anhelos, recuerdos, deseos, nuestras historias, las historias que nos contamos, sentimientos, emociones, patrones, y un largo etcétera.
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El ego es necesario para vivir en interrelación en el mundo, pero lo que es verdaderamente necesario para encontrar la paz y tranquilidad mentales es saber quiénes somos en realidad.
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Comprender que todo eso a lo que nos agarramos por miedo a no ser “nada/nadie”, no somos nosotros. El dejarse caer en el infinito silencio es en realidad la llave a la libertad.
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Nosotros somos la atención en sí. La consciencia observándose a sí misma. La vida viviendose a sí misma, rozando la eternidad en su respiración.
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No somos aquello con lo que nos identificamos. Somos la consciencia en sí antes de la identificación.
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Quién eres tú entonces?
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Sólo por hoy observa… Quién eres? Quién está respirando?